lunes, 27 de junio de 2011

HISTORIA DE BUENOS AIRES


HISTORIA DE BUENOS AIRES

La ciudad de Buenos Aires es un referente no solo para la Argentina, sino para Sudamérica en su conjunto.
Desde su fundación primigenia en 1536 como puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire hasta nuestros días como Capital Federal, a logrado encontrar su lugar en el mundo, debido sobre todo a su facilidad para acoger a una población llegada con el deseo de empezar una nueva vida. Su actual cosmopolitismo y su riqueza cultural son consecuencia de todo ello. (Fragmento de guía de Buenos Aires.)


Historia de Buenos Aires.

El grupo de aborigen que habitó la región litoral de los alrededores de la ciudad fue el de los querandíes.
Este pueblo desapareció hacia la mitad del siglo xviii, probablemente debido a las enfermedades y la explotación de incontrolados.

Expedición de Don Pedro de Mendoza: El 2 de febrero de 1536, luego de una accidentada travesía, llegó a la boca del Riachuelo donde, procedió a instalar un asentamiento que denominó Buenos Aires. Hacediado por los ataques indígenas, el precario asentamiento sobrevivió hasta julio de 1541.
En 1580, a menos de cincuenta años de la primera fundación de Buenos Aires, Juan de Garay vuelve a fundarla por segunda vez. La desición obedecía a razones políticas y económicas, particularmente a la necesidad de tener un puerto en el Atlántico para recibir y despachar las naves de socorro provenientes de España.
Garay dio a la bnueva fundación el nombre de Ciudad de la Trinidad y la declaró fundada el 11 de julio de 1580. Fue su patrono San Martín de Tours.
La vida en la primitiva Buenos Aires no resultó alagueña ni olgada. En sus alrededores no existían indígenas que pudieran proveer mano de obra a los habitantes de la ciudad, ya que los indios eran nómadas que vivían de la caza y de la pesca. Los vecinos de Buenos Aires tenían, pues, que hacer todas las tareas, desde procurarse el agua hasta conseguirse los alimentos necesarios para su subsistencia. Los primeros barrios de la ciudad fueron creciendo alrededor de los templos que atendían las necesidades espirituales de la población.
En 1769 por real cédula, la ciudad fue dividida en seis parroquias: San Nicolás, Socorro, Concepción, Montserrat, La Piedad y La Catedral.
Hasta finales del siglo xviii, la gobernación de Buenos Aires formaba parte del Virreinato del Perú, con capital en Lima.
Este basto territorio entorpecía enormemente el control administrativo y una efectiva defensa en las fronteras.Por estas razones, el rey Carlos iii de España decidió constituir en forma provisional el Virreynato del Río de La Plata. Esta decisión fue determinante en el desarrollo de Buenos Aires, ya que su paulatina autonomía del resto de las provincias en su calidad de ciudad-puerto, le permitiría acceder a un crecimiento socio económico y político cada vez mayor.
Por real orden en octubre de 1777 se creó en forma permanente el Virreynato del Río de La Plata, que comprendía las provincias de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Crúz de La Sierra, Charcas y los territorios de Mendoza y San Juan, que se habían desprendido de la Capitanía General de Chile.
Durante este periódo, el Virreynato del Río de La Plata, se enfrentó heroicamente a los ingleses que invadieron el territorio en 1806 y 1807.
El proceso revolucionario que se inicia en 1810, concluye en 1820. Es decir, que si bien en mayo se inicia el proceso de cambio institucional, la quiebra en este sentido se completa hacia 1820, al dejar de tener vigencia la real ordenanza de intereses, que organizaba territorialmente al Virreynato del Río de La Plata.
La sansión de la Constitución de 1819 provocó un movimiento revolucionario de carácter republicáno y federal que encontró en los caudillos provinciales su más clara expresión. La Argentina conformaba una Confederación de provincias autónómas rejidas por un gobernador que generalmente reunía las condiciones de caudillo de su propio pueblo. A pesar de esa aparente autonomía, Buenos Aires conducía política y militarmente al país.
Su inmejorable situación geográfica, su calidad de ciudad-puerto, cabecera de la actividad económica de la región y la figura de su gobernador aglutinaban tras de si un país que intentaba llevar a cabo la consodilación del sistema federal. Luego de la derrota del gobernador Rosas en la batalla de Caseros y su alejamiento del poder, el 11 de abril de 1834 la legislatura de Buenos Aires sancionó su propia constitución, con la cual la provincia se organizó como estado disidente.
En noviembre de 1859, Buenos Aires firmó con el general Urquiza, presidente de la confederación, el “Pacto de San José de Flores”, por el que Buenos Aires se declaraba parte integrante de la Confederación.
El periodo que se inició en 1862 se conoce en la historia Argentina como el de la Organización Nacional. Lo que ocurre es que a partir de este momento se logra la unión jurídica del país,proceso que culminará en 1880 con la incorporación de los territorios de la Patagonia ocupados por los aborígenes. Lo que ha dado en llamarse la Argentina Moderna, época que se caracterizaría por una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales que se reflejaron en todos los aspectos de la vida cotidiana.
Entre 1880 y 1890 arribaron a nuestras costas 200.000 extranjeros, de los cuales, una enorme proporción se estableció en Buenos Aires. La década del 80 constituyo para Buenos Aires el periodo de su más aguda transformación. La prosperidad generada por el puerto, la federalización y la expansión de los ferrocarriles atrajo también del interior del país a toda una pléiade de profesionales, educables. El dr. Pelagio Luna, asumía la presidencia de la República.
El ascenso al poder del radicalismo, expresión de una conciencia nacional cada día más afirmada.
En esta época surgen ciertos fenómenos culturales que configuran la personalidad de la ciudad: El tango se presenta en sociedad y su ritmo melancólico evoca la idiosincrasia de una ciudad que habiendo alcanzado sus límites actuales muchos años antes, se dedicaba entonces a ocuparlos en su totalidad. El ferrocarril y, fundamentalmente el tranvía, habían dado movimiento a sus barrios más alejados, los que ya por estos años ván adquiriendo sus características particulares y definitivas.
La ciudad comenzaba a recibir el caudal imigratorio del interior de la República, que buscaba en Buenos Aires nuevas posibilidades de trabajo. Transcurrían tiempos de crisis, y mientras para muchos la ciudad éra una fuente de calor y abrigo, para otros constituía un escenario de soledad. Y fue así como Buenos Aires conformó su propia trascendencia espiritual; Buscándose así misma y buscando a su país, la ciudad creó por entonces un ambiente que le éra propio e inconfundible y que la diferenció de cualquier otra con que se la quisiera comparar.

Fuente: UCCI/SEQC. Guía de Buenos Aires. Madrid: Guías; UCCI, 1990.

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